lunes, 28 de diciembre de 2009

Luego del encierro de diciembre...

Algunas líneas sobre lo que leí en estos días:
El Doctor Salt de Gerard Donovan
Su primer libro me sorprendió bastante: un tú a tú entre un asesino y su víctima en una caminata por la nieve hacia el patíbulo (que en este caso era una tumba cavada por la víctima en el suelo duro). Hay conflicto bélico de la Europa del Este de finales del siglo XX. Esta novela se aleja del tema, estilo y técnica del anterior. Desconcentra si uno se quedó con la impresión fatal del primero. Hay mucho humor negro, crítica hacia el sistema (gobierno, laboratorios farmacéuticos) pero sobre todo una muy buena apuesta por la liberación de la conciencia. Eso de los universos paralelos en una sola persona. Bien.

Recorre los campos azules de Claire Keegan
La editorial argentina Eterna Cadencia con una subvención de Ireland Literature Exchange de Dublin publicó en 2008 este libro de cuentos. Sólo 500 ejemplares pero ya en la primera reimpresión. The Guardian para definir este libro dice: “Keegan toma los clichés de la vida rural irlandesa y los hace arder”, lo cual para el público latinoamericano no dice nada porque realmente no podríamos saber cuáles son los clichés de la vida rural irlandesa. Y sí, se pueden intuir. La quietud, las historias familiares, las casas aisladas, la rutina de las madrugadas, la vida quieta, que, en dado caso, es similar a las vidas rurales de muchas partes. Quizá, por eso, fue la parte a la que presté menos atención. Lo realmente importante es la mirada concentrada de intención de esta autora. Toma a los personajes, a las situaciones, a los finales desvanecidos en un puño y los va soltando poco a poco como si fueran granos de sal. No hay una nueva forma de contar, son textos tradicionales pero que aún nos recuerdan que, quizá, entre lo más difícil sigue estando contar una historia. Isaí Moreno me decía hace poco que probablemente este nuevo interés por “contar raro” y experimentar (sin haber conseguido una cima tradicional aún) se debía a eso mismo: a lo difícil de contar una historia. No son historias simples, aclaro. El subtexto, lo que no se cuenta, la segunda línea es terrible. Un buen libro y una sorpresa perdida entre tanto y tanto título nuevo.

Beat the Reaper (Burlando a la Parca, en la edición de Anagrama) de Josh Bazell
Le tenía muchas ganas a este libro por haber leído el capítulo inicial en internet. La velocidad, la inteligencia para ir soltando la información, el relato del detalle aparentemente superficial (un párrafo donde el protagonista describe qué huesos y qué ligamentos le está destrozando a un tipo que lo asalta) y esa calma fría para contar son atributos deseables. Es decir, es el pulso cómo se cuentan las historias en esta primera década. Me gustó esa despreocupada profundidad del narrador protagonista. Además, tenía algunos dejos de The Sopranos que me hacían imposible evitar la lectura. El libro ha estado en varias listas de “los mejores” y todo. Sin embargo, rumbo a la mitad, todos esos atributos “veloces y fríos” se hacen una carga. Hay un par de idas al pasado del personaje que aburren un poco (incluso esa ida a los hornos de cremación nazis) y el autor se preocupa mucho por el pasado cuando lo que parecía importante: un presente donde este protagonista que es testigo protegido luego de estar en la mafia tiene como paciente a otro mafioso que le dice: “cúrame de este cáncer que me está matando o te delato”. Pero, bueno, bien.

La isla de los perros de Daniel Davies
Un tipo que luego de tener éxito en su trabajo renuncia a todo para volver a casa de sus padres para cultivar su pasión: buscar gente teniendo sexo en lugares públicos. Me gusta la entrada donde anuncia que en Londres ya no ocurre nada y critica a la gente que sigue pensando que las grandes ciudades: París, Berlín, New York, Tokio, son el centro del mundo. Él prefiere la provincia porque ahí realmente está la vida. La novela se presenta como un manuscrito escrito por un tipo que comparte habitación con el mismo autor Daniel Davies (luego de que éste es atacado por unos adolescentes en la calle). Davies revisa el texto que básicamente cuenta la historia de la vida del otro convaleciente y se ofrece a publicarlo luego de una limpieza editorial. Tiene prólogo donde se cuenta esto y un epílogo. Quizá sólo el tema sea un tanto radical, la manera de contarlo no. Y esto me entusiasma. Lo importante, para mí, es que la voz narrativa, el tema sexual, la intuición de soledad y cinismo se acerca mucho o comparte muchos ángulos con Foster, el personaje de mi novela. Esto no es relevante para nadie más que para mí, pero tomando en cuenta que esta novela, como la mía, salieron en 2008 en lugares distantes y que no pudo haber ningún indicio de lecturas previas, refuerza la idea de que en muchos lugares se está escribiendo la misma novela. Es, casi, como los escritores de las series de televisión que reúnen sus mentes para un objetivo en común. Claro, aquí se está haciendo en soledad cada uno por su parte.

La absoluta perfección del crimen de Tanguy Viel
Esta novela de 2001 fue publicada originalmente en Les Éditions de Minuit cuando el autor tenía unos 26 años. La historia narrada, otra vez, en primera persona, cuenta un robo a un casino. Ya lo hemos visto muchas veces en Hollywood y en otras películas francesas. El plus, claro, es la conciencia del narrador protagonista, sus observaciones pero, sobre todo, la estructura a partir de la mitad de la novela donde empieza a contar o a recrear lo que sucedió luego de la entrada al casino el 31 de diciembre: lo hace desde la mirada del cautiverio porque la Policía le hace recrear los pasos para conocerlo mejor y capturar a quienes siguen prófugos. Los cabos atados al final durante la venganza también son inteligentes y precisos. Creo que, de cualquier manera, lo grande de esta novela es el título.

Gran Sertón: Veredas de Guimaraes Rosa
Esta nueva traducción de Florencia Garramuño y Gonzalo Aguilar publicada por Adriana Hidalgo este año es simplemente espectacular. Si la novela, un largo monólogo para revelar el Sertón brasileño, la identidad, es ya por sí mismo un lujo, el lenguaje, ritmo y la eliminación de referencias a pie de página para explicar los 8 mil vocablos intricados que usa Guimaraes le dan una vuelta de tuerca a esta novela excepcional. Para mí, un plus fue revisar los manantiales desde donde otro gran autor, este mexicano, Daniel Sada abreva. Sada logró desmontar el tono de ese narrador entre letrado y salvaje que es Riobaldo para dotarlo de un humor, una perspicacia y una violenta velocidad entre pausada y rápida cimentada en el lenguaje. Porque parece mentira la verdad nunca se sabe de Sada y el Gran Sertón de Guimaraes comparten muchos puentes y sobre todo son cimas de la literatura mundial. Leer a Guimaraes es repasar toda la literatura de músculo, de complejidad estructural y de personaje, donde las historias se superponen de la mano de una narrador que lo puede todo.

Señales que precederán al fin del mundo de Yuri Herrera
Una novela que narra la historia de un personaje en busca de algo (su hermano) y que sale de México hasta llegar a Estados Unidos. Nada más y nada menos. Sin embargo, son las 123 páginas más poderosas que haya leído en la literatura mexicana en mucho tiempo. Hay dos puntos que la hacen sobresaliente: la capacidad del autor para resolver y observar el espíritu de estos seres mutantes en que nos estamos convirtiendo. En la narración de Yuri se notan las cicatrices de su vida. Pero no es la historia del dolor de su vida si no la concentración de ese aprendizaje para revelar zonas que son imposibles de mirar desde otras perspectivas más “sanas”. Para escribir una novela como ésta un autor debe vivir mucho. No en años, aclaro. La sintonía conseguida por Herrera es dura, expansiva. Desde un punto específico el narrador abre la historia a través de una historia lineal que no tiene complicaciones artificiosas de estructura o de puntos de vista. Hay un solo punto de vista que tiene la intensidad y las complicaciones de una mente tan afinadas que puede con una sola mirada explicar el mundo, al menos su mundo. El lenguaje es otro hallazgo. Un lenguaje inventado por Yuri Herrera y que le pertenece exclusivamente a él. ¿Hace cuánto no se leía un estilo tan inconfundible? Y que no haya equivocaciones, no es un lenguaje rebuscado o con pistas fáciles de seguir. Parecería un lenguaje normal, entre literario y oral, pero que trasciende por la naturalidad, la eficacia y, paradójicamente, la experimentación que lo dicen todo de una forma clara y precisa. Gran novela y, creo, la primera pieza importante de la generación de los nacidos en los 70 en México.
*
En espera de una reseña:
Morirse de memoria de Emiliano Monge: un intento arriesgado y sólido de reconstruir la memoria alrededor de un fenómeno. La narración se sostiene por el ritmo, por la estructura. La pasión que el autor deja ver en la escritura es el plus.
Habla de lo que sabes de Geney Beltrán: relatos donde nada falla. Precisos, fruto de una madurez intelectual notable.
Los puentes de Königsberg de David Toscana: el ejercicio que desde hace mucho tiempo ejerce Toscana donde elimina las reglas y juega me gusta bastante. Aquí, hay una idea que vale oro: la narración de varios planos temporales en un solo plano espacial.
De los niños nada se sabe de Simona Vinci: si bien estuve a punto de abandonarlo tras las primeras 30 páginas, la parte intermedia y el final son terriblemente deliciosos. Andrés Barba quizo hacer algo similar con Las manos pequeñas pero aquí la intensidad se cumple y destruye los prejuicios acerca de los juegos sexuales entre niños al convertirlos en literatura: es decir, ese lugar desde el cual se puede revisar el mundo higiénicamente pero donde algo dentro de nosotros se quiebra. El final es simplemente aterrador.
Zonas húmedas de Charlotte Roche: cinismo a más no poder pero luego de la vigésima descripción escatológica me rendí. Pensé que había otra intención, un conectarnos con lo animal, un revelarnos como lo que realmente somos y que se nos recuerda cada vez que nos sentamos en la taza del baño o tenemos una nueva urgencia sexual. Sin embargo, la autora rompe un límite que no necesitaba ser roto y deja impecables otros que habría que explorar. Se cae.
Fútbol de Mariño González: desde los relatos de "Vietnam", Mariño demostró ser capaz de contar historias a través de un estilo que parece neutral pero que en su nivel de percepción tiene sus mejores atributos.
Lágrimas de Newton de Daniela Bojórquez: resultón.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Del 68 a la generación inexistente





En su introducción “Del 68 a la generación inexistente” que es parte del libro Tendencias de la narrativa mexicana actual, José Carlos González Boixo dice: “La pregunta que queda en el aire es si realmente se puede hablar de una generación, en el sentido literario, dado que desde el punto de vista cronológico nadie tiene opción a autoexcluirse. De ahí que no sea lo mismo hablar de la generación de los setenta como puro marco referencial en cuanto a la fecha de nacimiento, que de una generación que se siente como tal en cuanto a proyecto literario”.

Luego pasa revista a cuatro “manifiestos” que señalan propuestas muy individuales. Estos son, “Historias para un país inexistente” de Geney Beltrán; “Aquí y ahora: cuatro notas sobre la nueva novela mexicana”; el mío, “La generación inexistente”; y la “Introducción” a Grandes hits, de Tryno Maldonado.

De ahí establece una serie de aspectos generacionales (con carácter provisional, afirma):
1. La existencia de una generación. “¿Cuándo se admite que existe una generación?”, pregunta. “Tiene que haber un espíritu generacional, algo que en este caso sí parece existir, aunque en forma tan negativa como sugieren la mayoría de los nombres propuestos (“No Generación”, “Generación de la Crisis”, “La generación inexistente” y “Generación Atari”)”. Continúa: “Hasta el momento no se ha producido un manifiesto que plasme una voluntad expresa de ser una generación, pero sí hay una pública relación entre un numeroso grupo. Existen, además, temas y actitudes comunes, suficientes para hablar de espíritu generacional”.
2. El “No Tema Mexicano”. Dice: “No es una generación que se haya destacado por propuestas novedosas en técnica narrativa, aunque algunos autores siguen arriesgándose en la vía experimental. Lo que los unifica es su deseo de abandonar la idea de una ‘literatura nacional’”. Sigue: “La generación inexistente (…) ya no tiene necesidad de forzar su narrativa excluyendo de manera consciente el espacio mexicano, porque ha asumido que no tiene obligación de realizar una literatura nacional.”

Así va la descripción de “La generación inexistente” que hace Boixo.






Ahora, Ignacio Sánchez Prado publica en el nuevo número de la revista Tierra Adentro el texto “El Síndrome de Golo”, donde habla de lo siguiente, siguiendo su descripción publicada en su blog: “una lectura muy crítica de dos novelas, Los esclavos de Alberto Chimal y Temporada de caza para el león negro de Tryno Maldonado. No es tanto una reseña de los textos, sino una crítica del medio literario del que emergen novelas como estas”. Luego pone un par de fragmentos de dicho texto:
“En estos términos, la deficiencia central de Temporada de caza y Los esclavos, en tanto novelas sintomáticas de la narrativa mexicana reciente —y debo decir que una simple mirada a la antología Grandes Hits deja claro que el problema es más bien endémico— radica en sus intentos de tratar un tema —la deshumanización— cuya envergadura intelectual no es alcanzada por el restringido espectro estético y literario presente en estas novelas y en buena parte de la producción narrativa de los escritores jóvenes”.
“El punto aquí es que la abyección en estos dos libros no resulta del margen sino del centro. Estos libros gozan de la validación de casas editoriales de renombre: Almadía, una editorial de creciente prestigio nacional y Anagrama, una de las editoriales más prestigiosas e influyentes del medio hispano. Validadas institucionalmente, y escritas por autores nacidos y crecidos en una generación particularmente beneficiada por el proteccionismo cultural del Estado, estas novelas no pueden ser verdaderamente contraculturales. Resulta difícil pensar exactamente hacia dónde están dirigidas estas provocaciones, considerando que los catálogos editoriales de nuestros días están llenos de intentos superficiales de épater les bourgeoises. Ésta es una de las razones por las cuales el potencial intelectual de estas novelas, para parafrasear al viejo Marx, se desvanece en el aire.”
“Ambas novelas ejemplifican la forma en que el medio literario mexicano valida una noción estrecha de la literatura y lo literario que empuja incluso a sus mejores escritores a desconectarse radicalmente del mundo”.


Después, René López Villamar en un post llamado "De la generación de los setenta" publicado en su blog hace el siguiente comentario: “No deja de molestarme que a partir de una homonimia Sánchez Prado rebaje al nivel de Temporada de caza... la novela de Chimal, ni que al final la comparación abra una reflexión más amplia y acertada, de la que Alberto y Tryno son —a pesar de la desigualdad de sus obras— casos extraordinarios en el peor de los casos. Pero las conclusiones generales del profesor me parecen importantes:
‘En México no tenemos ningún debate sobre las tensiones entre el realismo y el experimentalismo [...] porque no hay ni el uno ni el otro. Lo que tenemos son libros buenos (como el de Chimal), regulares (como el de Maldonado) y malos (como el limitado Recursos humanos de Antonio Ortuño o el verdadermanete infumable Fisuras en el continente literario de Federico Vite), que funcionan en esa área gris que mezcla antinacionalismo, antirrealismo, decadentismos superficiales y metaliteratura con resultados dispares’.”

Así, un tema que parecía un tanto olvidado y que desató las más variadas “bravatas”, como calificó acertadamente Alberto Chimal a la discusión sin discusión que hubo el año pasado (2008) alrededor de “la nueva generación de escritores mexicanos”, vuelve a las marquesinas.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Terrible anatómica


Un vistazo al debut literario del escritor Luis Panini, Premio Nuevo León de Literatura 2008:

Sinopsis: (Tomada de la contraportada)

"Amputaciones, mujeres descuartizadas, niños decapitados, malformaciones congénitas, enfermedades infecciosas, canibalismo, una pizca de humor negro y otra de absurdo. La carne violentada. Tan sólo algunos de los ingredientes que hierven a fuego lento en el caldo que consume a las historias de esta colección. Apelando a un estilo lúdico, que se regodea en detalles escabrosos e hiperboliza, el autor lanza una atroz crítica a la frivolidad de la urbe contemporánea mediante ocho cuentos, todos ellos revestidos de una fuerte dosis de sarcasmo que hace parecer normal la perturbadora temática que los caracteriza. Los personajes que desfilan en este libro forman parte de una sociedad deshumanizada y maldita que habita la superficie de cada una de sus páginas. Terrible anatómica, el debut literario de Luis Panini, surge como una arriesgada propuesta narrativa por parte de un escritor joven al pendiente de las pasiones y obsesiones humanas."

martes, 13 de octubre de 2009

ciento cincuenta monos

Aquí está la liga a las 110 páginas de la revista argentina (digital) Ciento cincuenta monos que publicó un capítulo de mi novela. Ojo a la ilustración de la página 15 de Alejandro Kechichian Maggio.

martes, 6 de octubre de 2009

Vacío

Tanto tiempo ya.
Escuchando cuartetos de Philip Glass por Kronos Quartet...
Corrigiendo dos artículos...
Leyendo a un autor peruano...
La novela, en una breve pausa...

Extraño Facebook...

martes, 30 de junio de 2009

Un corazón desbordante

"Leo una y otra vez las páginas del libro que escribí cuando era joven. Hace ya tanto tiempo... Yo era ingenuo. Veintiún años y enamorado. Un corazón desbordante y una cabeza exaltada. ¡Creía que podía hacerlo todo! Por extraño que eso pueda parecer hoy, que ya no soy capaz de hacer nada."
Nicole Krauss

viernes, 19 de junio de 2009

"El libro negro" de Ortuño

Mi querido Antonio Ortuño acaba de inaugurar este blog: http://composta.net/ellibronegro/

lunes, 1 de junio de 2009

Facebook, Twitter, Blog

Con la incorporación de Facebook y Twitter a nuestros tiempos y espacios virtuales el Blog se ha convertido en una zona más tranquila donde se seleccionan para "postear" temas o textos más serenos. Facebook y Twitter funcionan como filtros para lo efímero y lo superficial. Allá dejamos el segundo a segundo, el comentario social, el instante eterno; acá, en el blog, se dejan los textos dirigidos a otro tipo de lector, éste, con más calma que el maniático, histérico y neurótico usuario de Facebook y Twitter no tiene.
Hace unos meses las discusiones sobre la cantidad de basura que se publicaba en los blogs estaban a la orden del día. Ahora eso queda sin sentido ante las toneladas descomunales de palabras que se publican en Face y Twi.
Tres niveles de la realidad en la que se reparten los usuarios.

domingo, 17 de mayo de 2009

Richard Yates y la "Era de la Ansiedad"



"Éste es el misterio de Richard Yates: ¿Qué hizo posible que un escritor tan respetado, e incluso muy querido por sus pares, un escritor capaz de conmover tan profundamente a sus lectores, cayera tan pronto en el olvido y dejara de editarse tan rápidamente? ¿Cómo es posible que un autor cuyo trabajo definía el desvarío de la 'Edad de la Ansiedad' tan diestramente como Fitzgerald lo hizo con la 'Era del Jazz', un autor que influyó en los iconos literarios americanos como Raymond Carver y Andre Dubus, entre otros, un autor tan rotundo y franco en su prosa y en la elección de los caracteres, pueda tan solo encontrarse hoy clasificado en el fondo polvoriento del nivel más bajo de la sección de ficción de tiendas de libros de segunda mano? ¿Cómo puede ser que nadie lo sepa? ¿Cómo puede ser que nadie haga nada por solucionarlo?"

Steward O'Nan

martes, 14 de abril de 2009

El "gran tema"

"Un escritor joven afirma con entusiasmo que ha encontrado el 'gran tema', asegura que sabe sobre qué escribirá. Aún no ha descubierto que ese 'gran tema' no existe. Lo realmente arduo no es saber qué escribir, sino saber, de una vez y para siempre, cómo escribir."
Sándor Márai

jueves, 9 de abril de 2009

La novela

"Una novela puede ser una manera de ponerse en las cosas para entenderlas, para contruirlas o reorganizarlas. Para recordarlas o conjurarlas. Es una manera de ser que dura lo que dure esa novela. Exige cosas que a lo mejor uno habitualmente no hace. Imprime curiosidades y percepciones específicas (que se recordarán luego como una etapa pasada)."
María Luisa Puga

martes, 7 de abril de 2009

Vivir un rato

Corregir implica enfrentarte al que fuiste. Al escritor y, sobre todo, a los personajes que fuiste. Si escribir debe ser un salto al vacío, corregir se presenta como escalar por los muros imaginarios que rodean el vacío. Corregir es ir a contracorriente de quien has dejado de ser pero cuyo recuerdo permanece como una segunda piel, como una fiebre nocturna, o como una carta de amor que alguien encuentra en una caja luego de una mudanza.

Si escribir es el frenesí de colocar piedras para construir algo, corregir es golpear con un mazo esa pared de noches sin dormir, obsesiones y ausencia de vida. Corregir es la vida. Con sus rutinas, con su sabor agridulce, con sus mañanas grises y sus noches en el octavo piso de un hotel frente al mar.

Cuando escribo siento hormigas que corren por las venas. El éxtasis triunfal de quien abre una rendija y logra colar una idea que creyó imposible de decir. Cuando corrijo siento el tedio de los 300 días verdaderos del año, cuando la emoción pasa y cuando la tristeza de evapora. El día a día. Cuando sólo existen los pulmones jalando aire, el tum-tum-tum monótono del corazón, los riñones heridos por la silla incómoda y un ardor en los ojos. Cuando las ojeras obligan a la gente a decirte que todo estará bien pero no es cierto. Cuando sólo vas, sabiendo que van 17 días y faltan 283 de lo mismo. Y entonces, a pesar del tedio de corregir día a día, el café sabe mejor, los besos se sienten como se deben sentir, y alguien llega a casa después de trabajar y se acuesta junto a ti y tú no quieres huir sino quedarte. Ya no hay fuga. Hay permanencia en la vida.
La mejor parte de corregir es que, por fin, luego de un tiempo de excitación creativa puedes relajarte y ponerte a vivir un rato.

martes, 31 de marzo de 2009

Aquí, ahora

¿Cuándo estamos listos?
¿Y para qué estamos listos?

martes, 24 de marzo de 2009

Una de la Sontag...

"¿Por qué es importante escribir? Principalmente por egoísmo, yo supongo. Porque quiero ser esa persona, una escritora, y no porque haya algo que tenga que decir. ¿Aunque por qué no también por eso? Con un poco de construcción del ego —como el fait accompli [hecho consumado] que es este diario— yo ganaré a través de la confianza de que [yo] tengo algo que decir, que debe ser dicho."

Clase turista

Olvidé decirlo. Vine a Europa como turista. No contemplé las calles ni los museos con una pose reflexiva ni saqué grandes conclusiones. Me tomé dos fotos con la torre Eiffel atrás y probé la Royal Cheese. Compré postales y me divertí mucho. La compañía que tuve fue magnífica y mis distintos anfitriones (ningún escritor ni pintor ni artista) una abogada, una doctora en filosofía medieval, otro en literatura, un comerciante y músico me hicieron quedarme quieto y cómodo con mi ser turista.
Y bueno, qué le voy a hacer, creo que el mejor país no está allá afuera. Mi viaje transcurrió en el confortable hastío del estudio que tengo en mi departamento en Puebla. No salí de ahí. Decidí quedarme y, así, gozar de Europa de una manera magnífica. Sí, ya sé, tengo los visados en el pasaporte y el boleto de vuelta (qué alivio).
Ya me tocará salir cuando vaya a alguna reunión y le cuente a la gente de las maravillas de otros lugares que, claro, ya conocen, ya han visto en el cine o en documentales o en internet.
En fin.

lunes, 23 de marzo de 2009

¿Acaso hay algo allá afuera?


Canceladas las reflexiones exprés que suele escribir la gente que no escribe y que se muestra indiferente cuando Yazmina Reza pregunta con ironía al viajero entusiasmado: "¿Qué? ¿Acaso hay algo allá afuera?" vaya esta imagen que muestra que, efectivamente, no hay nada allá afuera.
Todo, en efecto, está dentro.
Por eso son tan habituales esas conversaciones costumbristas donde la gente que va a otro país se queja de que todo está muy caro, y hace notar con sorpresa ciertas manías que tienen las personas lejos de su terruño. También es magnífico el comentario de que están hartos de tanto "arte europeo" y saturados del viaje. Esa es la conciencia del turista, que se desplaza, que huye, que cambia de país queriendo cambiar de cabeza.
El viajero, aunque lleva pasaporte, vuela en avión, no se va nunca. Se queda. Está en sí mismo y en cada recorrido deambula más por su cabeza que por el país en turno. Así, cuando regresa encuentra que no se ha ido. Sabe, aunque no ha estudiado economía, que en otro lugar las cosas pueden o no ser más caras y paga el precio. Va a los museos buscando sus obras favoritas y no a conocer si no a reconocer.
Lo único realmente importante al viajar es adquirir la conciencia de extranjero, sentirse extranjero por un tiempo. Sin embargo, los músicos, escritores, pintores, vamos, los artistas y los científicos habitualmente tienen esa conciencia aún en su propio país y desde pequeños.
Así que, quizá, la burla de Yazmina sea más verdadera de lo que podríamos aceptar.
¿Realmente hay algo allá afuera?


jueves, 5 de marzo de 2009

Waves and radiation

"--Mi vida es o bien-o bien. O bien mastico chicle normal o bien mastico chicle sin azúcar. O bien mastico chicle o bien fumo. O bien fumo o bien gano peso. O bien gano peso o bien me dedico a subir corriendo las gradas del estadio.
--Suena a vida aburrida.
--Espero que dure eternamente -dijo."
Don DeLillo.

viernes, 20 de febrero de 2009

Nunca París

De vuelta de un viaje exprés a Buenos Aires me encuentro con otra feliz invitación: más de una semana en París para ir al Salón del Libro donde, entre actividades de otros 40 escritores, Daniel Sada presentará su L'odysse barbare (Porque parece mentira la verdad nunca se sabe).
El motivo del viaje es extraordinario.
Mi plan también incluye unos dos días de Louvre, D’Orsay, el Arco del triunfo; dos días de cementerios, Montparnasse pero, sobre todo, seguir escrupulosamente la lista que Elena, mi amiga argentina, diseñará con el París antiturista. En el cronograma figura un viaje al centro de la tierra, es decir, la renuncia a ese 5 por ciento de construcción subterránea del museo de las catacumbas y aventurarme por estrechos pasadizos (conocidos por muy poca gente) donde, cuentan, uno puede ver el torrente de polvo, desechos y huesos de los cementerios cayendo frente a sus ojos (sé que a R le encantaría este paseo). Quizá vaya a la "piscina", donde el agua es pura y fresca. También me han citado a las 5 de la tarde de un martes en la terraza de un café que aún no conozco para un encuentro extrañísimo.
Además, tendré una reunión con dos traductores y veré amigos con los que no hablo en mucho tiempo. Todo esto sin mencionar al extraordinario personaje que me ha acompañado en los últimos viajes sorpresa que he hecho y que esta vez tampoco se ha negado a mi invitación.
Luego viene Madrid y Barcelona pero no tengo ni tendré ningún plan anticipado.
Tres años me negué ir a París, a pesar de la oportunidad, por razones que no vienen al caso ahora. Quizá encuentre allá al fantasma de Page Painful, no sé.
Quizá vea a Page a los ojos, quizá no.
Lo que sí sé es que no le tomaré una foto posando junto a la torre Eiffel.

domingo, 15 de febrero de 2009

Conformismo

"Conformismo: cuando el ser humano no trata de sintonizar con la realidad, sino con los hechos. ¿Qué es la realidad? Dicho brevemente: nosotros mismos. ¿Qué son los hechos? Dicho brevemente: los absurdos. La relación entre ambos, dicho brevemente: la vida moral, el destino. O bien: no existe tal relación, se aceptan los hechos, la serie de casualidades y se produce la adaptación a ellos."
Imre Kertész

lunes, 9 de febrero de 2009

shut down, overloaded, clear






A veces descubres algo que te da la sensación de que la casa está vacía o que te has quedado en ceros. Sin embargo, al contrario de lo que pudiera pensarse, la sensación no es mala. No es soledad ni tristeza. Es que de repente reconoces algo más... te das cuenta que, claro, estaba ahí ante tus narices, que "todo lo sólido se desvanece", y que aunque es un ente ajeno lo reconoces cercano. Sucede pocas veces...
Es algo que da la impresión de que al quitarte todo te devuelve todo. Da miedo, claro.


Estas son imágenes de la artista Laura V. Balboa...

martes, 27 de enero de 2009

Muere John Updike



Recuerdo la clásica escena de un hombre casado que va a la tienda por cigarrillos y no regresa jamás. Leí la escena en Rabbit, run, la primera novela de Updike que tuve en mis manos. También recuerdo el momento en que Conejo deja caer a su hijo mientras lo baña y es testigo del ahogamiento. Ambas escenas son, ahora, leyendas urbanas. Y son nada más un par de muestras de la capacidad observadora de Updike que conocía la identidad norteamericana como pocos.

Recuerdo leer a Updike como si leyera a John Irving pero descubriendo una perspectiva más mordaz, más seca, más amarga.

Pienso, también, en la última novela que leí de él Terrorist y por hoy me guardo mi comentario.

El Conejo murió a los 76 años de cáncer pulmonar.

Ganó el Pulitzer dos veces.

domingo, 18 de enero de 2009

Una posible respuesta, según Rivka

Sobre la extraordinaria primera novela Atmospheric Disturbances de Rivka Galchen (1976), James Wood en The New Yorker dice: "is a relentless exploration of how a man could fail to see clearly the woman he loves".
Hoy a las 6:00 AM entendí un poco más esa frase que había leído hace unos días.
Ya es un viejo tema en la literatura pero cuando la vergüenza que sientes al contemplar las acciones de alguien más te lo recuerda parece una vuelta de tuerca.
Rivka terminaría así: “So I hung up the telephone, not listening to whatever it was the double was saying to me, probably just listing more memories.”

domingo, 4 de enero de 2009

Sobre "Casi nunca" de Daniel Sada

En el número 140 del suplemento "Hoja por hoja" aparece mi texto "El círculo del hastío", una reseña sobre la novela ganadora del Premio Herralde.

Los mejores libros de 2008, según Reforma

Adiós 2008, ya llegó el 2009.
Para iniciar el año encuentro la noticia de que Sergio González Rodríguez, en el suplemento "El Ángel" de Reforma, consideró a Rabia como una de las mejores novelas de 2008.

González Rodríguez, al respecto, escribe lo siguiente: "Rabia (Alfaguara), de Jaime Mesa: el zigzag de un personaje que se desenvuelve entre lo real y lo virtual, y expone la fuente de la desesperación contemporánea: la soledad".


Aquí el recuento completo.