lunes, 31 de agosto de 2015

Adiós, reloj checador; mi renuncia al área de literatura del IMACP


Amigos, el miércoles pasado presenté formalmente mi renuncia a mi trabajo en el área de literatura del Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla. Hoy se hace efectiva.
Fue un año y medio de trabajar en proyectos que me llenaron de orgullo como la Escuela de Escritura Puebla que mi equipo y yo volvimos autosustentable con más de 500 alumnos al año; o el IV Festival de la Lectura y la Poesía que durante diez días recibió a 7,500 personas con un presupuesto de sólo 55 mil pesos; o el diseño editorial y la planeación de una editorial como la 3 Norte.
Desde hace unos meses las condiciones para hacer mi trabajo se volvieron casi rústicas.
No quiero pensar que la publicación de mi novela “Las bestias negras”, que es una crítica al poder, a la toma de decisiones soberbias y fantasiosas, contribuyó a que el día a día se tornara difícil. Pero a un mes de la quinta edición del festival de la lectura y la poesía, a unos días del inicio de los nuevos cursos en la Escuela de Escritura y justo cuando están por publicarse siete títulos de la editorial 3 Norte que fundé, decido retirarme de un proyecto general de cultura del cual no distingo sus objetivos y cuyas acciones, me parece, se emprenden sin dirección concreta. Todo esto me impide creer en este proyecto cultural al que hoy renuncio.
Les deseo suerte a todos mis amigos que aún siguen ahí; aunque otros 22 más ya se han ido a lo largo de este año y medio.
Esta renuncia es el epílogo de esa novela que hoy termina.
Muchas gracias a todos los que me han apoyado y a los que con su presencia, trabajo y palabras estuvieron conmigo en el área de Literatura a mi cargo.
Parte de mi equipo renuncia conmigo porque creemos necesario realizar proyectos que estén a la altura de la idea plural y expansiva que tenemos de hacer fomento a la lectura, y enseñanza y difusión de la literatura y que ya en el instituto no pueden realizarse.
Adiós, reloj checador, no te extrañaré nada. Es curioso pensar cómo la realidad, a veces, supera a la ficción.